(Orio, 1908 – San Sebastián, 2003) Escultor español, figura clave de la vanguardia de la década de los cincuenta.
Sus primeras esculturas, figurativas y con un cierto aire arcaizante, nacieron bajo la influencia de artistas como Jacob Epstein, Alberto Sánchez y, sobre todo,Pablo Picasso. Ya en los años treinta, junto a sus amigos los pintores Narkis de Balenciaga y Nicolás de Lekuona, se introdujo en la vida artística de San Sebastián a través de diversas exposiciones y concursos.
En 1935, junto con Balenciaga, viajó a Sudamérica, iniciando un periplo que lo llevaría a Argentina primero y a Chile, Colombia y Perú en los años sucesivos. En los casi quince años que estuvo en tierras americanas el joven Oteiza no dejó terreno por explorar: fue profesor en la Escuela Nacional de Cerámica de Buenos Aires, participó en Santiago de Chile en la creación del teatro político experimental, se imbuyó de movimientos de vanguardia como el cubismo y el constructivismo, estudió con devoción la estatuaria megalítica de las culturas amerindias…
A principios de la década de los cuarenta empezó a introducir oquedades en sus esculturas. Aquellas incipientes exploraciones sobre el hueco y el volumen (en la línea del gran escultor británico Henry Moore) habrían de devenir el cauce creativo por el que discurrirían sus producciones posteriores.
En los años cincuenta (su período artístico más fructífero) abandonó definitivamente la figuración y se adentró por un camino de depuración formal y de diálogo entre la materia y el vacío.A partir de la década siguiente, Oteiza abandonó la práctica escultórica convencional para desarrollar nuevas inquietudes creativas como la poesía, la arquitectura o la filosofía.
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